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He de ponerte un 10, sólo por la primera entrada.
¿Os habéis fijado que por la noche todo se lee de otra manera?. Probablemente, mañana a primera hora, bajo el peso de los párpados caídos y con la pereza de mil legañas incrustadas, todo parecería más banal.
Pero aún sometida a ese trance común, a ese despertar físico dónde la magia y el misticismo no tienen sentido, esta entrada conservaría su esencia inalterable.
Y esto es algo que no se puede lograr con grandes prosas; es necesario un profundo grado de sinceridad, un desnudo público total como señuelo de que algo grave ha pasado e importa.
Todo lo dicho lo consigues en los últimos párrafos. El resto, cuerpo de tu mensaje, no me importan nada.
(***)
El otro día vi un documental sobre operaciones médicas en adolescentes. Desde un tío que, emocionado en un concierto, saltó desde una altura de 6 metros y se destrozó la pierna (la escena era muy gore, todos los huesos saliendo por el muslo) hasta una chica con una parada cardio-respiratoria por beber demasiado.
El documental venía a decir que dichas lesiones en una persona, ya no mayor, si no simplemente de mediana edad, hubieran tenido con toda probabilidad, un desenlace trágico.
Que la adolescencia sea la etapa en la que el cuerpo humano tiene una capacidad de recuperación inminentemente superior a cualquier otra no es casualidad. Se trata de la época de mayor desarrollo cerebral, que desemboca en un caos de emociones y sentimientos un tanto difíciles... rebeldía, violencia, riesgo, imprudencia... etc, no es fácil controlarlo.
El chico del concierto quedó con la pierna desfigurada de por vida, podía andar con mucha dificultad y con ayuda de dos muletas, pero por lo menos se salvó.
¿Qué quiero decir con todo esto?. Que es ley de vida, cometer los más profundos errores y hacernos daño (de alguna forma) a nosotros mismos. Si nosotros somos prudentes, debemos tener cuidado porque cualquiera de quienes nos rodean puede a su vez, por la razones que he explicado antes, causarnos heridas graves; incluso crónicas. Es irrealista pensar que todo saldrá bien a la primera, que nunca nos equivocaremos u otros se equivocarán, o nos harán equivocarnos a nosotros.
Por ello, he tratado toda mi vida de ir con pies de plomo, y estoy contento. Pero nadie puede garantizarte nada, también es cuestión de suerte; la chica de la parada respiratoria volvió sin secuelas a casa.
(***)
Tal vez, y así lo creo yo, las pequeñas pero continuadas heridas no sean tan instructivas, pero cicatrizan mejor. Un ostión nuclear y repentino puede ser más profundo y aportarte más en un instante que millones de roces en 10 años, pero también puede matarte.
Sin embargo tú aún eres, y has estado siéndolo todo este tiempo, adolescente, por ello has salido (de una u otra forma, como dices) de ahí. Las secuelas para siempre sólo existen si son físicas (o si algo muy muy grave ha pasado, pero no es el caso). Las expectativas románticas rotas pueden volver a armarse; y el pasado es un lastre, como sabes, para todos, pero el futuro es lo único que importa. |