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Hay que entender un par de cosas. Nos quejamos del dinero, del capitalismo y del consumismo y a menudo caemos en el error de creer que un mundo de buenroyismo, amor al arte y vividores es técnicamente posible.
Empecemos por la vivienda, todo el mundo se queja y exige una vivienda porque es bien fundamental, igual que los medicamentos, el acceso a la información y la comunicación, etc. Pero la realidad, la realidad real, es que ni las casas ni los sobrecitos de ibuprofeno crecen en los árboles. LLegamos al mundo desnudos, sin NADA, y no podemos pretender tener objetos y tecnología sin trabajar porque tales cosas sencillamente no existen en la naturaleza.
Si quieres un hacha para talar árboles tendrás que trabajar duro para poder fabricártela, y si quieres una aspirina para el dolor de cabeza tendrás que investigar muchos años para llegar a su fórmula. Cuando te rompas una pierna en tu mundo utópico, lejos de la "civilización del dinero", en armonía con la naturaleza y todo eso, y no tengas nada más que lo tú misma hayas conseguido, puedes probar a alzar la vista al cielo y decirle a Dios: "exijo medicamentos y una casa para resposar! exijo un nivel mínimo de calidad de vida y confort!", pero no creo que nadie te responda.
Deberías ver el trabajo que supone obtener, simplemente, las materias primas para tu casa y para tus pinceles, los trabajos en las minas de metal para fabricar los componentes de la máquina que impulsa el agua limpia de tu ducha con fuerza. Son cientos de miles de horas de trabajo de cientos de personas dedicadas para ti, ¿y por qué lo hacen?: porque tú les pagarás y con ese dinero conseguirán que otros trabajen para ellos. El dinero es sólo moneda, es sólo un método de intercambio entre horas de trabajo. La regla de oro es, si tú quieres que alguien trabaje para ti, tú tendrás que trabajar para él.
Es un cambio justo, por supuesto no todo el trabajo cuenta igual. Hay trabajos más peligrosos y más cómodos, algunos son muy sencillos y otros muy complicados, otros tienen mucha demandada y otros nada. Si quieres, puedes odiar el dinero: pero entonces estás odiando tener que trabajar para que otros trabajen para ti, y eso te convierte en... una especie de esclavista; ¿irónico verdad?.
Te dejo un extracto de un libro de Asimov que ilustra muy bien todo esto:
Si dos personas viven en un apartamento y hay dos cuartos de baño, entonces los dos tienen libertad para usar el cuarto de baño cuantas veces quieran y pueden estar en el cuarto de baño todo el tiempo que deseen y para lo que deseen usarlo. Y todo el mundo cree en el derecho a cuarto de baño y en la libertad a usarlo cuando le apetezca, nadie está en contra de eso, todos creemos que debería estar hasta en la Constitución.
Pero si hay veintidós personas en el apartamento y solamente dos cuartos de baño, no importa cuánto crea la gente en la libertad y el derecho a cuarto de baño, porque tales cosas no existen. Entonces hay que establecer turno para cada persona para usar el baño, se tienen que establecer normas como que no puedes usarlo para cortarte las uñas, solo para necesidades y ducharte, lo que tendrás que hacer en poco tiempo... tienes que golpear la puerta para entrar... "¿Aún no estás listo?"... y así.
De la misma manera la democracia no sobrevive cuando hay superpoblación. La dignidad humana no puede sobrevivir a ello. La comodidad y la decencia no pueden sobrevivir a ello. A medida que crece la población planetaria el valor de una vida no solamente declina, sino que al final desaparece. Ya no importa si alguien muere. Cuanta más gente hay, menos importa cada individuo. |