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Blog de A. De Bacle (cambiar): Página Principal Entradas Historial Estadísticas |
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No tengo más que ganas de escupir sobre prácticamente toda la especie humana, buscar un cohete que me saque con mi chico y mis animales a otro planeta, lejos de éste. Me conformo con que me dejen orbitar en algún sitio remoto donde no pueda leer ni ver cómo vamos al abismo sin remisión.
Ahora mismo siento que ni la melodía más bella puede secarme las lágrimas. Ni la escultura más hermosa, ni la pintura más maravillosa, ni el edificio más espectacular....todo sale de nuestro sobrevalorado y quizás tarado cerebro, el cual nos dio los conocimientos y la voluntad necesarios hace muchos miles de años para extinguir a los posiblemente herederos más dignos de este planeta, esos Neanderthales pacíficos, tan inteligentes y tan parecidos a nosotros que podríamos decir que fue nuestro primer genocidio...y lo cometimos con saña y sin pudor contra nuestros hermanos. Nos quedamos sólos como especie, sin competidores reales que pudieran enseñarnos otra forma de vivir más digna que la que hemos sido capaces de desarrollar desde que empezamos a masacrarlos. Es posible que ésa sea la primera acción de karma que se acumuló en nuestro Debe y desde entonces sólo hemos podido avanzar ciegos hacia la autodestrucción, acumulando cada vez peor karma hasta llegar a hoy, donde el odio campa por sus respetos y el cerebro sólo es un órgano que valoramos en la medida en que lo podemos "conciliar" con la religión. O cuando nos permite desarrollar nuevas armas más mortíferas, más capaces de aniquilar cualquier vestigio de vida sobre la tierra...Cómo si esto fuera nuestro, cómo si no fuera suficiente para eones el daño ya causado, la sangre ya derramada. Es un cáncer que nos corroe como especie, es la maldad en estado puro la única virtud que de verdad se manifiesta y valora porque tiene más efectos que cualquier acción compensatoria, siempre tardía, siempre pequeña, siempre ridículamente insuficiente. Leo que el aire de Líbano va a matar a más gente de la que ya han asesinado las muy eficaces bombas. Leo que las cosechas están contaminadas, que el mar está contaminado, que la gente respira gases tóxicos de mercurio y plomo fruto de esa guerra que sólo era contra unos cuantos "fanáticos y/o terroristas" al sur del país (y el aeropuerto, y las carreteras y puentes, y Beirut, y Tiro, y las fábricas de leche, y las centrales eléctricas y petroquímicas)....Eso se llama asesinato premeditado y alevoso. Y cuando se extiende a toda una población dimos en llamarlo "genocidio", una palabra tan huera hoy como "democracia", "paz", "abuso", "conflicto"...y sigue la lista hasta el infinito. Sólo hay un genocidio, que para serlo más se autodenominó "holocausto"...y pienso en los bosquimanos, en los chinos, en los vietnamitas, en los guatemaltecos, en los aztecas antes, en los incas, en los caribes...¿por qué no se borra este disco duro lleno de datos que me hacen llorar y sufrir de esta manera tan atroz como estéril?¿para qué quiero un cerebro y un alma si no puedo ejercitar más que uno y a duras penas? Cada acción de los míos me hace cómplice de algo tan asqueroso que me quita hasta las ganas de respirar...pero la naturaleza previó que tal tentación fuera imposible y se la dejó a la voluntad y a la razón (o a la sinrazón). Quiero un cohete interestelar. Quiero cargar a mi hombre, a mis animales, quiero que cuando muramos quedemos en el espacio, eternos como antes quedaban los marinos muertos en el mar (útiles al menos para los peces). Que cuando muera el último de los tripulantes, la luz de alguna estrella ilumine su casco y lo haga brillar como una pequeñísima estrella...pero lejos, muy lejos de este infierno que hace que el otro, el de los escarabajos y demás seres tristes y crueles, se quede pequeño. Ya me imagino en él, orgullosa tripulante de una pequeña república con derecho de asilo a reinas y princesas y príncipes tratados como su condición merece, con cien libros, no más. También papel para dibujar, escribir y mapas del universo, lápices y todo el amor que nos quede después de pasar por este desastre que endurece los corazones y llaga los espíritus. Ni siquiera quiero medicinas, sólo cianuro para cuando llegue lo inevitable. Tampoco quiero ropas, ni zapatos ni cosméticos ni joyas (sólo mi anillo de ámbar, que en algún rincón remoto del Universo podría ser útil par ser cambiado por algo tan inútil y bello como él mismo). Unos cultivos de algas, de brotes, un hormiguero, quizás una serpiente de vivos colores y para el soporte del espíritu, lo mejor que han parido los hombres: a Bach, a Mozart y a Beethoven. Y un sitar, porque tendríamos tiempo de aprender a tocarlo aceptablemente bien. Inventaríamos canciones ovacionadas por un coro de maullidos y ladridos, por la lengua de la serpiente "degustando" las notas en el aire...o censuradas por gruñidos, silbidos airados y vueltas apresuradas a las camas o terrarios. Eso significaría que no se ha conseguido la melodía. Podríamos hasta inventar un lenguaje que nuestros peludos aristócratas entendieran y con el que pudiéramos comunicarnos. Creo que allí sería feliz aún cuando tuviéramos que hacer funerales para nuestros amados aristócratas, sin salvas, sin ruído. Sólo el absoluto silencio que si no me equivoco, reina en el Universo profundo. Sólo el amor que les hubiéramos profesado y lágrimas silenciosas al verlos partir hacia la negrura cuajada de luciérnagas lejanas ya extintas. Archivado en: Literatureando.
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