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Puedo contar diez segundos sin dolor después del amor.

No estallé esa noche. Tuve a bien de esperar a la siguiente y deshacerme sin manchar de sangre; y disolverme en una vía sin dimensión, que basculaba advirtiendo su naturaleza geométricamente residual, y mi existencia rota.

Era onceaba. Y todo parecía un arco-iris gris. No existía el tiempo, y todo había sido siempre, o no sucedería nunca.

No llegué porque esperé. Atrapado por las algas. Fermentaban descomponiéndose en la orilla. Y yo me desvanecí con ellas. Cuando el mar no reflejaba estrellas. Cuando las olas de luna cesaron y se apagaron para siempre. Cuando la oscuridad era completa. Y no estallé esa noche.

(***)

Ahora las escuchamos. Emiten silencio. El silencio más quieto.

Así como la sinfonía de futuros se derramaba sobre la mesa, como agua que intentaba atrapar con mis manos; las últimas moléculas verdes se desintegraron.

Estoy muerto. Soy un cuerpo sin voluntad que se arrastra por las calles. Veo la vida en una roca. Veo la carne inerte en las personas. Hablan de esperanza. Pero paso frente a esa pastelería. Huele a vainilla. Y yo no puedo volver a sonreír.

(***)

¿Dónde estás tú?

Yo estoy en la eternidad. Y puedo contar diez segundos sin dolor después del amor.

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